Cómo impactan en la salud el estilo de vida y la alimentación en tiempos modernos

Por Atilio Vera Fuentes
para Revista Digital Yoga y Cristianismo
Novena Edición

La situación actual de la salud tanto en nuestro país como en el resto del mundo da cuenta de que, a pesar de los avances científicos y tecnológicos, nos vemos ante una creciente aparición de patologías y situaciones preocupantes en el dominio de la salud.

La urbanización y la industrialización han dado origen a la contaminación atmosférica, a estilos de vida sedentarios y a malos hábitos alimentarios, con la consecuente obesidad y situaciones de estrés. Todos estos factores están provocando un gran incremento de las enfermedades no transmisibles (ENT), que se caracterizan por ser crónicas, por presentar alteraciones psicológicas y la tendencia a generar una enfermedad aguda, producto del incumplimiento de las medidas terapéuticas.

Para el año 2020 las ENT explicarán el 75% de todas las muertes en el mundo, en especial en países en vías de desarrollo.

La salud no es un estado permanente, es un proceso que se actualiza de acuerdo con nuestra genética y nuestro estilo de vida: “La salud es un fenómeno dinámico que resulta de la compleja e intrincada relación entre una base biológica, factores sociales, económicos, culturales, y de conductas, que influyen sobre ella y la modifican” (Langer A. 1995).

Dentro de los factores biológicos, nuestros hábitos alimenticios cobran vital importancia para conservar y mejorar la salud.

La dieta moderna se caracteriza por el consumo excesivo de alimentos refinados, azúcar blanco, hidratos de carbono, grasas y proteínas animales en general. Este tipo de alimentación favorece la intoxicación del cuerpo por cinco factores:

  1. Genera desequilibrio en el PH de los fluidos, tornándolo excesivamente ácido.

  2. No tiene en cuenta las mezclas compatibles.

  3. No se mastica bien.

  4. Se comen alimentos en muy grandes cantidades -más de las calorías necesarias-, lo que sumado al sedentarismo impide que calorías excedentes lleguen a quemarse.

  5. El consumo de aditivos, pesticidas, saborizantes y diversos químicos es otro factor sumamente desequilibrante.

  6. No se respeta el proceso digestivo de un alimento y sometemos a nuestro estómago a la digestión de una segunda comida antes de procesar la primera.

La dieta saludable y completa en términos nutricionales no sólo debe poseer la cantidad de nutrientes que hoy sabemos requiere nuestro organismo para llevar a cabo todas sus funciones de forma satisfactoria; sino también reunir los siguientes requisitos:

Debe tener un balance adecuado en términos de macronutrientes como de micronutrientes. Esto lo logramos:

  1. Conociendo los diversos grupos de alimentos de uso cotidiano, con sus características y propiedades particulares.

  2. Aprendiendo a cocinarlos de manera apropiada, ya que si hervimos las verduras y utilizamos ollas de aluminio, por ejemplo, no sólo pierden sus nutrientes y enzimas sino que además le sumamos a nuestra comida elementos tóxicos. Lo ideal es comer totalmente crudo, o al menos el mayor porcentaje posible, y para los alimentos cocinados optar por los métodos de cocción menos perjudiciales y los utensilios apropiados.

  3. Manejo de proporciones de los grupos, tanto al prepararlos como al servir la comida.

  4. Combinaciones de alimentos de acuerdo a compatibilidades bioquímicas.

  5. Selección de los productos de acuerdo a tipo metabólico, constitucional y cuadro clínico, así como preferencias y costumbres de cada uno ya que no existe una dieta única para todo el mundo.

Conocer los alimentos y sustancias protectoras de la salud
Aquellas que favorecen medios enzimáticos específicos, de los cuales depende la producción y síntesis de hormonas, neurotransmisores, eicosanoides y ácidos grasos esenciales. Así como también conocer los productos y sustancias tóxicas que alteran dichos procesos.

Establecer y respetar un horario y regularidad en la ingesta de comidas
Nuestro cuerpo tiene períodos de máxima y mínima actividad, y cada órgano y aparato tiene su horario, su ritmo metabólico. El aparato digestivo está hecho para funcionar especialmente durante el período de ciclo solar del día y así nuestro sistema orgánico no metaboliza los alimentos de la misma manera en la mañana que en la noche.

Incorporar los fermentos, que aportan enzimas y microorganismos benéficos para la flora bacteriana. Estos son el chukrut, kimchi, kéfir y rejuvelac. El miso orgánico también es un buen aliado para mantener la salud del colon.

Generalmente la preocupación en términos de nutrientes se centra en las proteínas, el calcio, las vitaminas y el hierro; ignorándose totalmente la importancia y carencia de los ácidos grasos esenciales, otros minerales y sustancias vitales que, debido a hábitos dietéticos errados y a la utilización de químicos en la industria alimentaria y el suelo han disminuido drásticamente su presencia en los alimentos de consumo habitual.

Las dietas desequilibradas por lo general aumentan la liberación de catecolaminas (adrenalina, noradrenalina y dopamina), que actúan como neurotransmisores y que generan, entre otras cosas, deseos de productos malsanos y adictivos (drogas). Esto genera un círculo vicioso en donde se incrementa el consumo de harinas, azúcar industrial, cafeína, teína, mateína, teobromina, etc.

Estas sustancias adictivas son en gran medida generadoras de stress, nerviosismo, irritación, mal humor; y predisponen a reacciones violentas, y la intolerancia. Al mismo tiempo producen un desgaste acelerado de las glándulas endocrinas, especialmente: tiroides, suprarrenales y páncreas; así como carencias crónicas de oligoelementos, sales, enzimas, aminoácidos y vitaminas que son fundamentales en la producción de hormonas y neurotransmisores específicos.

Todo este desequilibrio en la alimentación genera:

  1. Un círculo vicioso de problemas que afectan el funcionamiento del sistema nervioso y endocrino, los dos grandes coordinadores de las funciones vitales que van de las más simples a las más complejas.

  2. Gran producción de radicales libres que llevan a un desgaste orgánico acelerado, patologías y vejez prematura.

  3. Disfunciones orgánicas y cuadros inflamatorios crónicos.

  4. Un estado crónico de toxemia que conduce a la astenia, depresión y deficiencias inmunológicas.

  5. Daños celulares y alteraciones en el ADN. Patologías auto-inmunes, enfermedades metabólicas y cáncer.

Si bien los estudios han demostrado las innumerables ventajas de la alimentación vegetariana, simplemente eliminar de su dieta los productos animales no asegura una buena salud. Al igual que con cualquier régimen alimenticio, es importante conocer información nutricional básica.

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